San Martin de Porres, en la calle Santa Fe, yo vivía
Me cuentan que, a los 2 años incendie mi casa
Cuando jugaba a los bomberos de mentiritas,
Dios, la verdad Qué mala suerte tuve
no recuerdo que mi cuarto quedara hecha ceniza
Pero Unos años más tarde, apareció don Amador
El viejo amargo, de las lisuras infinitas
Que gritaba por todo el gran comedor
Y cual eco asustaba, mis juegos de aventuritas
Que mala suerte, el señor arrugas,
De sus ajos y cebollas yo escuchaba
Una palabra elegante que iba aprendiendo
Vete a la mierda, el iba diciendo
Mientras arrastraba una pierna
Porque se quedo cojo, el viejo gilero
Este era un viejo peculiar
Me enseño a jugar partidito junto al rio
Y a carcajadas, el se corría todo el arenal
Mientras soltaba lisuras que mi hermano y yo
Felices teníamos que aguantar
Don amador me enseño a montar bicicleta
Cojo, e hincha del cigarro premier,
Pero no sé como lo hacia
Me llevaba agarrado toda la avenida
Y yo sin pensar que sus arrugas,
Eran signos de la edad,
Que egoístas eran mis piernas
Y por eso Don Amador me gritaba,
Para de una vez chibolo de mierda.
Años más tarde, como todo Don arrugas
Me contaba sus historias,
De los presidentes, la muerte y de la guerra
Siempre teniendo presente en cada oración
Su peculiar, y honorable mierda.
Para esto el inquilino menor
Ya se llamaba YAYO
Era mi pequeño hermano
Que Don amador apreciaba tanto
Él le decía mi cachorrito Eduardo
El lado opuesto del huevon de Ricardo.
A los 10 años aproximadamente
Me aleje del Amargo de Don Amador,
Mi madre nos llevo a vivir por otros lares
A pueblo Libre, cuidad de señores entrañables
Y De niños ricos que juagaban entre ellos,
Pero para esto ya no estaba mi abuelo
Ni sus lisuras, ni sus gritos, ni sus cuentos
Siempre que jugaba con otros niños
Sus padres me venían a gritar,
Pues yo pensaba que era normal
Decirles aquellas lisuras
Que a esa edad por mi nuevo barrio
Nadie solía escuchar,
Que de Don Amador había aprendido
Y que de alguna manera Al pronunciarlas
Hacían parecer que él estaba conmigo.
Mas a delante los domingos
En San Martin eran puntuales,
A la hora del almuerzo don Amador
Sentaba apunta de carajos,
A sus hijos y a sus dos nietos por iguales
El se sentaba en una banca
Con un plato marrón antiguo,
Y de la guerra que él decía, era su taza,
Su infaltable gorrita en la cabeza,
Y su cajetilla de premier en la mesa,
Listo para comer lo poco que quedaba
Pues hacia que alcance para todos,
Don Amador, su carajito soltaba
y la risa de un niño en el gran comedor se escuchaba.
Después de muchos domingos
Eternos e inolvidables
Yo ya sabía mis propias lisuras y mis jergas,
Palabras que aprendía en la calle
peores de las que sabian cualquiera,
Por esta razón era una batalla infinita,
Los domingos se convertían, en una lucha de carajos,
no me jodas, calla huevon
y cuidadito nu mas con el estropajo
La señora Rosa, del viejo amargo, ella es su hija,
sus hermanos, Toño, Pete, Juan y la dulce mechita
Esos son mis tíos, que en conjunto se divertían
Cuando este joven, de maricon, con el abuelo se jodia
Después,
Las lisuras se extrañaban, fumaba más el viejo,
Y en su cuarto, su vida parecía apagada,
Todo el trabajo y caminar difícil,
el tiempo se le terminaba,
era Don Amador con los años en la mirada
Las arrugas de su rosto,
La respiración descoordinada,
Los oscuros de sus ojos,
El tartamudear de sus palabras,
El cigarro en sus pulmones,
Lo corajudo de su alama,
La lucha por los recuerdos
a don amador, la edad ya le sobraba
y carajo, Enfermo el señor arrugas
Tirado en la cama fumaba
Mientras yo iba, e intentaba que diga lisuras
Pero era en vano, ya no era el mismo
Don amador, el señor amarguras
Lamentablemente, no lo vi morir
Después de un tiempo lo fui a ver
Yo ya tenía 20 años, y al viejo amargo,
A mi abuelo, lo tenía que perder,
El, acostado en una caja, sin poder fumar
Sin espacio para que grite
Sin aliento para carajear
No todos lloraban esa tarde
En mi caso, mis ojos se mojaban en cada momento
La voz del viejo amargo,
Ya no podía escuchar a mi abuelo,
Ahora voy a extrañar sus insultos
El olor a café y cigarro que tenía su aliento,
Esas canciones en quechua, esos gritos
Esas historias y cuentos
Don amador, para algunos, está en el infierno
Por lo contrario, yo pienso
Que está mandando a la mierda
A Dios, Jesús y a San Pedro
Está muy buena. Estas líneas, tus lineas, las de tu abuelo, del señor arrugas, remenbranzas de una vida que ya no es más, pero que queda en tu vida. Eso importa. Cuéntate una historia más del señor arrugas, compadre. Yo no he tenido aún un don Amador en mí casa.
ResponderEliminarEsta historia me atrapo!... muy buena!
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